¿Deben pagar impuestos los robots?

Con la digitalización y automatización en plena escalada, el asunto de gravar a los robots vuelve a tomar relevancia. En el futuro del trabajo, ¿los robots deben pagar impuestos?

Algunos analistas, asesores y tomadores de decisión política creen que las empresas deberían pagar cuando reemplazan a los colaboradores por máquinas. ¿Qué piensa usted?

Con toda probabilidad, si usted trabaja en una fábrica, hotel restaurante o institución pública cualquiera, sus compañeros de trabajo pagan impuestos. Pero, ¿qué sucedería si la empresa dónde trabaja empieza a reemplazar a sus compañeros de labores o a usted mismo por un sistema inteligente con brazos mecánicos?

El asunto no es lejano, el proceso de investigación, desarrollo y despliegue de sistemas robóticos es caso una generalidad, incluso en áreas productivas de servicios como hoteles, restaurantes o el sector logístico. Los softwares sofisticados aunados a máquinas diestras, muchas veces realizan tareas repetitivas por menos dinero (al menos a largo plazo) en costos fijos de lo que provocamos los humanos. Pero no contribuyen en impuestos al Estado

Una respuesta aparentemente «fuera de lugar» está comenzando a llamar la atención: simplemente hay que gravar a los robots. Y ello ya está consignándose en propuestas normativas desde algunas administraciones

Bill Gates pidió un impuesto a los robots, y el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, detalló un plan para uno en su breve campaña presidencial. Si el futuro significa muchos menos trabajadores y muchas más máquinas, los ingresos fiscales podrían caer y los ritmos diarios de empleo estable podrían volverse erráticos.

Un impuesto a los robots podría tener múltiples propósitos, ralentizando la automatización que destruye el trabajo mientras aumenta los ingresos para complementar la reducción de los impuestos pagados por los trabajadores humanos. Pero también podría tomar algunas formas diferentes. Por ejemplo, los legisladores podrían limitar las deducciones para las empresas que reemplazan a los humanos con robots, o podrían afectar a las empresas con gravámenes equivalentes a los impuestos sobre la nómina pagados por empleadores y empleados. Pero, ¿esta es la salida?

Uno de los riesgos al pretender alterar el sistema tributario para desacelerar la automatización o aumentar los ingresos de los robots podría ser perjudicial, imponiendo una nueva restricción sobre exactamente la innovación que puede impulsar el empleo y los niveles de vida a largo plazo. Resultaría contraproducente.

Por el momento, la pérdida masiva de empleos por la automatización y la inteligencia artificial son una preocupación en gran medida teórica. Pero los economistas fiscales y los abogados están pensando en las circunstancias económicas en las que los impuestos a los robots podrían tener sentido y en las decisiones y definiciones legales difíciles que se necesitan para implementarlos.

Este problema no es de hoy. Las máquinas han estado destruyendo puestos de trabajo durante cientos de años, a la vez que han creado trabajos nuevos y diferentes a lo largo del camino.

¿Los robots son como ruedas giratorias, líneas de ensamblaje y computadoras personales? Si es así, puede haber pocas razones para cambiar la forma en que gravamos. Los empleos se irán, vendrán nuevos empleos y el desafío para los responsables políticos será gestionar esa transición a través de la capacitación y asistencia a los trabajadores. Y para los jóvenes, esta dinámica traerá nuevas carreras profesionales para los nuevos tiempos

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