¿Se está educando para la vida en nuestras instituciones educativas?
¿Cuál es la importancia de los aspectos socioemocionales en el crecimiento y desarrollo de nuestros niños? ¿Existen políticas públicas apropiadas, dirigidas a enfrentar esta dimensión con perspectiva estratégica? ¿Cómo se aborda esta problemática en nuestras instituciones educativas? ¿Están nuestros docentes empoderados para encarar con éxito este desafío?
Está científicamente probado que los niños, niñas y jóvenes necesitan desarrollar habilidades socioemocionales para tener éxito personal y profesional en el siglo XXI. Por esa razón, los sistemas educativos de los diferentes ámbitos geográficos del planeta debe centrar esta preocupación en acciones concretas. Europa, por ejemplo, tiene su propio modelo y esquema de gestión que privilegia estos aspectos en las escuelas del sector público y privado. Pero, ¿está avanzando al ritmo de los nuevos tiempos? ¿Necesita acaso una revisión de cómo modernizar su abordaje frente a la nueva normalidad y despliegue tecnológico?
Para tomar un caso de otro continente, como referente, revisamos la propuesta del Banco Interamericano de Desarrollo. En nuestra «nueva normalidad», América Latina y el Caribe están diseñando propuestas para implementar políticas y programas que desarrollen estas habilidades socioemocionales en los estudiantes. Esta nota técnica presenta un diagnóstico sobre la incorporación de las habilidades socioemocionales en 12 países de América Latina y el Caribe, y la formación que reciben los docentes para desarrollar estas habilidades en los estudiantes.
Han encontrado que si bien se han registrado avances, resaltan cuatro desafíos que se deben enfrentar para desarrollar las habilidades socioemocionales en la región: (i) definir claramente en los estándares de aprendizaje qué habilidades socioemocionales se deben desarrollar en cada sistema educativo y los niveles de logro esperados; (ii) desarrollar mediciones que permitan realizar un diagnóstico sobre las habilidades socioemocionales de los estudiantes y monitorear los avances; (iii) establecer orientaciones y estrategias para apoyar a la comunidad educativa a implementar los estándares de aprendizaje y desarrollar las habilidades socioemocionales en la escuela; y (iv) apoyar a los docentes para que desarrollen habilidades socioemocionales y cuenten con prácticas pedagógicas para desarrollarlas en sus estudiantes, a través de la formación inicial y en servicio.
Como afirman en sus informe, «ante los constantes cambios sociales y tecnológicos, el desarrollo de las habilidades socioemocionales adquiere aun mayor relevancia, y los sistemas educativos deben continuar realizando esfuerzos para desarrollar estas habilidades en todos los niños, niñas y jóvenes de la región».
El desafío de esta nueva normalidad nos invita a reflexionar y repensar las mejores metodologías e instrumentos que nos ayuden a consolidar los aspectos socioemocionales en nuestros niños y jóvenes para la construcción de un mejor futuro. Aspectos como el cambio climático, la contaminación ambiental, el despliegue robótico y programas de inteligencia artificial, por ejemplo, crean un nuevo contexto social que nos obliga a ocuparnos de estos aspectos para centrar mejor el futuro de nuestros jóvenes y niños.
Artículo sobre la base de un documento del BID