Recuperación económica a través de una descarbonización total
En un artículo publicado en 20 Minutos, Ismael Morales, Responsable de Comunicación de Fundación Renovables, nos hace un análisis breve, y nos brinda una interesante opinión, sobre la importancia de un programa estratégico de inversión de impacto en renovables que cambien el modelo energético actual. Tal vez esta sea la salida a esta crisis económica que se nos viene
Caída, abismo y resiliencia
Estamos en caída libre. El último agarre que teníamos en la mano se nos ha resbalado a causa de que, sin previo aviso, estaba más húmedo de lo que habíamos previsto. En la escalada la concentración de ir paso a paso con cada movimiento, es fundamental para ascender a la cumbre por la vía. Aunque, puede haber factores imprevisibles que nos hagan caer. Extrapolándolo al sistema socioeconómico actual, este factor imprevisible y con consecuencias devastadoras está siendo el COVID 19. Imprevisible, o más bien invisible, al no haber valorado la importancia de la biodiversidad y su conservación en la contención de los virus de origen animal.
Bien es cierto que los agarres estaban ya desgastados, nuestra sociedad ha alcanzado unos ritmos de consumo que no son asumibles físicamente dentro de un planeta finito como es el nuestro. En España, según la encuesta de expectativas elaborada por IHS Market, la producción se ha hundido del 50,4% en febrero hasta el 45,7% en marzo. El peor ritmo de producción de los últimos 92 meses, es decir, desde los años de la pasada recesión en 2009. Otro de los principales agarres de España, muy desgastado por el empleo temporal en temporada alta y por trabajos precarios, ha sido el turismo, sector que, junto con la restauración asociada, solo en 2019 atrajo 83,7 millones de turistas y mueve alrededor de 150.000 millones de euros, entorno al 13% del PIB.
Con los datos previos es evidente que no es una vía fácil, tenemos una cumbre complicada. La contundencia de los efectos del cambio climático a nivel global es un factor determinante en su consecución.
Por suerte, existe una ciudadanía cada vez más concienciada, una multiplicidad de propuestas que hacen expertos científicos para acelerar la descarbonización de la economía y de sus flujos de intercambio de productos, métodos de agricultura y ganadería más sostenibles, procesos químicos menos contaminantes, un desarrollo de la economía circular, etc.
Una vez hemos ido avanzando por esta complicada vía, gracias a un aumento tecnológico y mayores compromisos ambientales y regulatorios (como los contenidos en el PNIEC o en el Green New Deal de la Unión Europea), cuando estos agarres fallan a causa de la pandemia actual y vemos el abismo debajo de nosotros, y de nuestra familia y seres queridos, empezamos a segregar adrenalina. Esto nos provoca la sensación de estar preparados para la acción, permitiendo combatir y controlar el miedo que todos tenemos actualmente, y llevándonos a dar lo mejor de nosotros mismos. Ahora analizas más detalladamente todo lo que has ido haciendo mal por el camino y las vías que no has tomado. Por suerte, llevamos una cuerda anclada a nuestro arnés.
El arnés de nuestra sociedad, tanto a nivel económico como social, pasa por un cambio de modelo energético que evite las desgastadas vías del pasado hacia una nueva cultura energética más justa social y medioambientalmente, equitativa y distribuida. Dar por hecho que el COVID19 nos sumirá en una crisis sin precedentes, es dar por hecho que no hemos dado lo mejor de nosotros mismos, individual y colectivamente. Generar un cambio de modelo que abandone la enfermiza dependencia que tenemos de los combustibles fósiles es una segunda oportunidad hacia la reconstrucción económica, empresarial y social que evite impactos mayores.
El primer agarre para es el plan de recuperación propuesto por la UE, que nos dote del impulso económico necesario para recuperar el empleo y para que las familias más perjudicadas puedan volver a tener una renta mensual. Ya se han anunciado 25.000 millones en avales del Banco Europeo de Inversiones (BEI), 750.000 millones para comprar deuda pública y privada del Banco Central Europeo (BCE), o un fondo contra el desempleo de 100.000 millones que ha lanzado la Comisión. El reparto debería hacerse con relación al nivel de afección y reducción del PIB de cada Estado miembro cuando pase la crisis sanitaria. Además, hay que tener en cuenta que el Green New Deal, planteado por la presidenta de la Comisión, estructura un gasto de un billón de euros partiendo del presupuesto comunitario, el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (ETS) y el BEI, tres herramientas que nos deberían permitir conseguir un tejido industrial y un aumento del empleo a través de tecnologías sin emisiones.
El segundo agarre fundamental en el avance hacia la recuperación, y que ha resultado crucial en la crisis sanitaria, es el papel regulador, inversor y planificador de los diferentes Estados. En España, el progreso hacia una economía descarbonizada está definido claramente a través del PNIEC y la LCCTE, con más de 241.000 millones de euros previstos de inversión. Pero conseguir esta inversión, cuando el gasto público se está disparando por el aumento del paro y están disminuyen los ingresos fiscales, requiere de políticas reguladoras activas, como proponía el presidente de la Fundación Renovables, Fernando Ferrando, en este artículo. Se estima que el PNIEC supondrá un aumento del PIB del 1,8% y la creación de 250.000 a 350.000 empleos netos, además de otros efectos positivos, como una reducción de la mortalidad provocada por la contaminación del 27%.
La crisis sanitaria, una vez superada, porque la superaremos, nos clarificará la visión que tenemos y el camino que debemos tomar hacia la resiliencia, la recuperación económica y su descarbonización total.
Seguir invirtiendo en grandes gaseoductos, en fracking, o en infraestructuras petroquímicas, no solo ha perdido la rentabilidad, sino que puede agravar la crisis al aumentar la obsolescencia de activos a corto y medio plazo. Estamos viendo el descalabro histórico del petróleo, como los tradings intentan recolocar buques de GNL a precios irrisorios en sistemas sobredimensionados y como el carbón está pasando a la historia. Incluso, hoy lunes y de manera descarada, la OPEP se ha puesto de acuerdo para recortar la producción de petróleo para seguir manteniendo un margen de beneficio y no incurrir en pérdidas. Un pequeño avance de lo que está por venir cuando se electrifique el transporte o ¿mantendrán la misma oferta para vender hasta la última gota a cualquier precio?
Apoyados en estos dos agarres fundamentales, la vía de ascenso más clara hasta la cumbre y en la que tenemos que dar pasos cortos pero precisos, planificados y con el máximo consenso de todos los actores implicados, es el cambio de modelo energético. Otra caída o paso en falso puede ser irrecuperable. En este sentido, las propuestas contenidas en el informe de la Fundación Renovables de marzo de 2018, “Hacia una transición energética sostenible. Propuestas para afrontar los retos globales”, son una guía básica. Disminuir la dependencia energética; electrificar el transporte rodado ; fomentar la eficiencia, el almacenamiento y la rehabilitación energética, desarrollar la generación renovable distribuida y compartida (comunidades energéticas); el avance del hidrógeno renovable para industrias; la fiscalidad activa en hidrocarburos; el redireccionamiento del flujo de inversiones hacia las renovables, y, algo obviado en estos días, la consideración de la energía como un derecho y un servicio público en manos de todos, no como un vector económico exclusivo de unos pocos.
Podemos amortiguar el golpe de la caída y tenemos una vía clara para ascender, una segunda oportunidad para reforzarnos económica y socialmente. Ir a ciegas es otra caída asegurada. Ahondemos en la necesidad de políticas valientes y de servicios de calidad con el aumento del gasto público para llevar a cabo las propuestas planteadas que fomenten la producción y el mantenimiento de los bienes y servicios y de un empleo de calidad. Que no digan que no dimos lo mejor de nosotros mismos.
Artículo publicado en el blog de 20 Minutos