Se mantiene pérdida del sector agroalimentario por aranceles norteamericanos
Por: HUGO GUTIÉRREZ, Madrid
El anuncio de que EE UU mantendrá los aranceles a los productos españoles se recibió con cierta resignación. El sector agroalimentario respira una vez que Washington no ha aumentado el número de productos afectados, aunque tenía la esperanza de que se eliminasen. Solo así se cortaría el «impacto devastador» que tienen, como lo definió ayer la ministra Reyes Maroto. Las pérdidas acumuladas, si se comparan las exportaciones entre noviembre y mayo con las del año anterior, están ya en torno a los 200 millones. Y la cuenta sigue creciendo.
El Ministerio de Agricultura sitúa la importancia que el mercado de Estados Unidos tiene para las exportaciones del sector: es el segundo destino de los productos españoles, solo superado por la UE, con alimentos exportados por valor de 2.175,21 millones de euros en 2019. De ahí el golpe que suponen estos aranceles. Según el ministerio, los más golpeados entre noviembre y mayo son el aceite de oliva (124 millones menos exportados, un -49,23%), vinos (52 millones menos, un -52%), aceitunas (cinco millones menos, un -6,68%) y quesos (6,5 millones menos, un -13,82%). Estos productos suman 187 millones por debajo de lo vendido un año antes. A la lista habría que añadir las pérdidas de otros alimentos con aranceles no contabilizados en este análisis. Un desastre que irá a más en un sector muy mermado. Las organizaciones agrarias mencionan los datos de la Plataforma contra los Aranceles, con información proporcionada por FIAB (Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas), que al final beben de los mismos datos de Comercio Exterior. Según su última actualización, de noviembre a abril se han exportado a Estados Unidos 193,57 millones menos de los productos sancionados. En este caso solo se cuentan seis meses, a falta de incluir mayo, pero se contabilizan todos los alimentos con arancel, de ahí las pequeñas variaciones. «El Gobierno de España rechaza esta decisión y confía en que se alcance un acuerdo que revierta la actual dinámica en las relaciones comerciales entre ambos países», aseguró ayer el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo en un comunicado. Maroto reconoció en la cadena SER que el golpe sobre el campo español es catastrófico: «Han tenido un impacto devastador en el sector agroalimentario. Si se mantienen los aranceles, va a seguir teniendo un impacto muy negativo en nuestras exportaciones». Sin paños calientes.
La preocupación en las principales organizaciones agrarias es evidente. Todas coinciden en que la tesitura podría incluso haber empeorado, en parte por un calendario endiablado, con elecciones en EE UU en noviembre. La decisión de mantener los aranceles como estaban es un alivio, aunque resulte duro decirlo con los productores al límite. «No es lo que deseábamos, pero podía haber sido peor», dice Pedro Barato, presidente de Asaja.
Esta parte favorable no esconde que el daño provocado es irreparable. A las pérdidas reales de unos 200 millones en solo siete meses, se añade que los productos pierden su posición en el mercado, que otros ocupan, y, además, para darles salida en nuevos mercados, tienen que bajar sus precios. Eso o quedarse un año casi en blanco. «El mercado de algunos sectores, especialmente el de la aceituna de mesa, se ha perdido. Muchas cooperativas vendían a EE UU el 80% o 90% de su producción, por lo que se han quedado sin nada», explican portavoces de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA).
Ante esta situación, todo queda a la espera de lo que ocurra con el panel de la OMC sobre ayudas de Estados Unidos a Boeing. Con esto, la situación podría cambiar con un reequilibrio de fuerzas por parte de Europa si impone aranceles a productos norteamericanos. Todos los consultados prefieren evitar la guerra comercial, aunque nadie la descarta por el momento. «Hay que negociar, pero si no reducen o eliminan los aranceles no quedará otra que entrar en la guerra arancelaria», sostiene Miguel Blanco, secretario general de COAG.
Publicado en El País