El sector textil entre la crisis y un replanteamiento estructural

Por Jesús Miguel Castañeda Mayurí

La situación del sector textil es una de las que más preocupa al gobierno central a diversas autoridades autónomas que ven en ello una caída importante de los ingresos familiares. Más allá de impactar a las grandes empresas que tienen un importante número de trabajadores que se han quedado sin empleo, importa mucho, también, aquellos pequeños negocios familiares que han tenido que cerrar sus locales o se debaten entra la quiebra y una refinanciación preocupante de sus deudas.

En este escenario, el sector enfrenta una gran oportunidad para replantear su modelo de gestión y sistema productivo. Si bien es cierto el negocio del fast fashion es el que ha tenido prevalencia y ha generado una gran maximización de beneficios a las grandes empresas, ahora la propuesta de sostenibilidad de la moda irrumpe para replantearlo todo.

Lo económico

Las últimas rebajas que ha presentado el mercado textil, apenas sirvieron para maquillar los nefastos datos del sector durante el mes de julio, cuando las tiendas de ropa registraron un descenso de la facturación del 22,5%. Todo ello comparándolo con el mismo mes del año pasado. Es cierto también que la caída ha sido inferior a la producida en junio, que dejó un derrumbe de las ventas del 25,8%. Sin embargo, si tomamos en consideración el conjunto del año, el desplome del sector alcanza ya el 43,1%.

Es cierto también que el resultado viene condicionado por las caídas que ocurrieron en el mes de marzo que fue del 70,3%; abril, del orden de los 89,5% y mayo con 72,6% menos de ventas efectivas. Como sabemos fue en esos meses que la mayor parte de los establecimientos permanecieron cerrados. Y ahora, a pesar de que el 85% de las tiendas ya están abiertas, según la patronal Acotex, las caidas no cesan.

La organización gremial aseguró ayer que las tiendas de ropa y complementos se encuentran en una situación «muy delicada» y reclamó al Gobierno que ponga en marcha medidas urgentes y específicas para el sector que garanticen la continuidad de los negocios. Hizo recordar que son casi 200.000 puestos de trabajo que generan estos negocios.

Lo ambiental

Lo que se espera es que esta coyuntura sirva para repensar las estructuras empresariales de este sector que debe centrarse en una orientación mucho más sostenible, evitando impactar, negativamente, el medio ambiente, como lo ha venido haciendo durante todos estos años. Como se sabe, la industria textil es la segunda, después del sector de energías fósiles, que mayor impacta al medio ambiente con contaminación de acuíferos, consumo indiscriminado de recursos, residuos y emisiones de CO2.

Lo que pasa es que el enfoque de moda sostenible que viene desarrollándose desde diversos emprendimientos aun sigue siendo más costoso y no puede competir con un fast fashion que por su magnitud, deslocalización y economía de escala. Estas cualidades hacen al fast fashion que siga siendo más competitiva. Es aquí donde se debe abordar la transformación de la industria.

Lo social

No va a ser sencilla su recuperación y el impacto en lo social que ello está trayendo debería impulsar a las diversas administraciones, de la mano con las políticas europeas de circularidad, por ejemplo, a rediseñar las normas que fomenten una moda sostenible competitiva económicamente. Podría este sector ser un gran impulsor de la economía si se empieza a verla más allá de los esquemas corporativos tradicionales que nos dejan secuelas como Rana Plaza o explotación infantil en comunidades pobres africanas, asiáticas y sudamericanas.

Para el investigador en esta temática Miguel Castañeda Loayza, «lo que sucede en comunidades pobres de las alturas de Peru y Bolivia con la alpaca, o la explotación en comunidades mongolas con el cashemira, nos deberían hacer reflexionar. Ocurre lo mismo con los cultivos de algodón y la explotación laboral en estos campos de agricultores pobres. La trazabilidad está ausente en esta industria de una manera flagrante y los costos reales, si se sinceraran, estarían muy por encima de lo que promueve la industria de la moda sostenible. Ello haría competitivo este sector de la moda sostenible que aun no puede despegar por las distorsiones del sistema regulatorio que no la ayuda » afirma Castañeda quien viene desarrollando una investigación a profundidad sobre ello.

Por su parte los pequeños emprendedores de la moda sostenible siguen dando batalla. Hay un nivel de concientización y compromiso que se plasma en el ADN de este sector emprendedor. Para Sylvia Calvo, por ejemplo, directora de Sylvia Calvo BCN, afirma que si han ingresado en esta dinámica emprendedora es por que creen en ello, mucho más allá de ser una oportunidad de crecimiento económico. Hay un nivel de valoración muy distinto a lo que persigue la fast fashion

Desde el origen

Lo que estamos convencidos es que el abordaje debe ser integral. Que vaya mucho más allá de una corrección ambiental. Se trata de empezar bien desde el diseño de los productos. Como bien afirma el proceso de la certificación Cradle to Cradle. Ellos proponen que «se atajen los problemas desde su raíz: en lugar de reducir los consumos de energía, desde el propio diseño y concepción de cualquier producto, estrategia o política deben tenerse en cuenta todas las fases de los productos involucrados (extracción, procesamiento, utilización, reutilización, reciclaje…) de manera que ni siquiera sean necesarios los gastos de energía, incluso que el balance de gastos y aportes sea positivo»

Son estos los esquemas que viene abordando la economía circular, también, desde su propia perspectiva. Aun faltan mejoras en ello, pero su incorporación como política pública desde el 2015 en Europa ha permitido que las naciones de la Unión vayan en una sola dirección. Holanda., Reino Unido, Alemania y la propia Barcelona y España tienen interesantes modelos para replicar.

La Academia

Las diversas propuestas académicas ya han avanzado de manera interesante en diversas partes de Europa proponiendo esquemas formativos integrales, algunas veces tradicionales, como planes de estudios y otras veces más innovadoras como bootcamps o talleres de emprendimiento juntos. Lo es el caso del TecnoCampus quienes ya tienen un buen número de profesionales que han pasado por su Programa Reimagine Textil , el cual los forma técnicamente y ayuda a emprender negocios sostenibles con enfoque de mercado y alta productividad.

Finalmente lo que se viene son cambios interesantes que deberían hacer repensar las estructuras normativas de la moda, con la finalidad de dinamizarla, hacerla más sostenible y generar mucho más empleo. La circunstancia de la pospandemia nos brinda nuevos escenarios de propuesta.

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